domingo, 3 de agosto de 2014

Guía para adolescentes y jóvenes depresivos

La depresión en la adolescencia puede ser considerada una enfermedad o un trastorno situacional pasajero; los estados depresivos en los niños y adolescentes ocurren con frecuencia en el seno de familias disfuncionales. Científicos británicos demostraron que los trastornos mentales pueden reducir la esperanza de vida de 10 a 20 años.


 Estudios previos aseguran que las enfermedades mentales aluden a varios problemas que incluyen trastornos de pánico, obsesivo-compulsivo, de estrés post-traumático y fobias. Dentro de las patologías se encuentran la depresión, trastorno bipolar, de la personalidad, psicóticos, entre otros.

Científicos británicos demostraron que los trastornos mentales pueden reducir la esperanza de vida de 10 a 20 años, un valor superior a la muerte prematura que causa el consumo excesivo de tabaco. Los investigadores analizaron datos de más de 1,7 millones de pacientes procedentes principalmente de países con una tasa de mortalidad superior a los 250 mil decesos anuales.

El estudio muestra que las personas con trastorno bipolar tienen una reducción media de la esperanza de vida de entre nueve y 20 años, y entre 10 y 20 años para las personas que sufren de esquizofrenia. Hemos encontrado que muchos de los diagnósticos de salud mental se asocian con una disminución de la esperanza de vida tan grave como fumar 20 o más cigarrillos al día, explicó la doctora Seena Fazel, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford.

Fazel subrayó que, además, las personas con depresión recurrente tienen una reducción media de la esperanza de vida de entre 7 y 11 años, mientras que los fumadores regulares reducen su vida entre ocho y 10 años.

Una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que las familias con enfermos mentales experimentan un mayor impacto negativo en su vida que quienes tienen familiares con enfermedades físicas. La reciente investigación publicada por la revista Psychological Medicine evaluó en 28 países la prevalencia de trastornos mentales y sus consecuencias, y concluyó que quienes padecen afecciones mentales son más discriminados, lo que favorece la presencia de más estigma en sus familiares.

Por lo tanto, la OMS sugirió que las campañas antiestigma incluyan también a los allegados de los enfermos como población diana, debido a que esta conducta se refleja como una tendencia internacional.

La depresión en la adolescencia

La depresión es un trastorno emocional donde predominan la tristeza y las ideas pesimistas. En la adolescencia ocurren eventos muy importantes y hasta contradictorios, como los impulsos y deseos de independencia y, a la vez, la significación e importancia de contar con el amor y la ayuda de los padres. También los relacionados con la sexualidad, el final de los estudios medios y la inserción en la vida laboral, o la continuación de los estudios universitarios. Muchas inquietudes y poca experiencia contribuyen al estrés y, con frecuencia, a estados depresivos de mayor o menor importancia.

La depresión en la adolescencia puede ser considerada una enfermedad o un trastorno situacional pasajero. Existen factores de riesgo para la aparición de la depresión en la adolescencia que abarca desde los 10-11 años hasta los 18-20. Las depresiones pueden verse a cualquier edad, aunque son más frecuentes después de la pubertad. Los estados depresivos en los niños y adolescentes ocurren con frecuencia en el seno de una familia disfuncional.

Se conoce cómo actúan los neurotransmisores (reguladores de la actividad nerviosa superior) en los trastornos depresivos, pero no todas las depresiones tienen las mismas causas. Lo verdaderamente importante es saber que un adolescente deprimido necesita del apoyo oportuno, sobre todo un oído receptivo dispuesto a escuchar las penas y sufrimientos de quien se siente solo, recomienda la doctora en Ciencias Médicas Elsa Gutiérrez Baró, Profesora Titular y Consultante de Psiquiatría Infanto-Juvenil, Profesora de Mérito y ex directora de la Clínica del Adolescente en La Habana.

Entre los síntomas y signos que presentan los adolescentes aquejados de depresión están el aislamiento, la tristeza y la desmotivación frecuente. Sin embargo, hay que tener presente que en algunos adolescentes deprimidos predomina la irritabilidad e incluso la agresividad, explica Gutiérrez.
Entre las consecuencias de la depresión figuran el desinterés en los estudios, somnolencia y cambios notables en el carácter. La complicación más grave que suele ocurrir son las ideas autodestructivas, tanto en el intento suicida como en el suicidio consumado. Los intentos son más frecuentes en el sexo femenino, y los suicidios en el masculino.

Los profesionales encargados de la atención de estos trastornos son los psicólogos clínicos, los psiquiatras generales y los infanto-juveniles. El médico general integral o el pediatra pueden orientar la conducta a seguir.
 
¿Son curables estos trastornos? Sin lugar a dudas, afirma la doctora Gutiérrez. Puede mejorar y superarse la crisis que es causa de la depresión. En ocasiones es necesario utilizar fármacos y también psicoterapia individual o de grupo, y en todos los casos es muy importante la atención y orientación a los padres y a la familia, así como la búsqueda de información y orientación a la escuela y maestros. Resultaría de mucha utilidad hacer estudios epidemiológicos, estudiar las estadísticas, estimular los diplomados, maestrías y doctorados sobre esta importante temática.

Con reportes de José A. de la Osa, colaborador de la agencia de noticias Prensa Latina.

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